miércoles, 16 de febrero de 2011

Comentario de un texto científico: "El Ciclo del Agua"

El agua está en constante movimiento en la naturaleza.
La lluvia y la corriente de los ríos son muestras
de este movimiento. El agua pasa continuamente
de unos lugares a otros del planeta: de la atmósfera
cae a la tierra, a los ríos y los mares, y de todos éstos,
por evaporación, vuelve a la atmósfera. Este movimiento
continuo del agua de unos puntos a otros
es lo que se denomina ciclo del agua.
En el ciclo del agua intervienen también los seres
vivos. Por ejemplo, los árboles mueven una gran cantidad
de agua: la absorben del suelo por sus raíces
y pierden una parte de esta agua por sus hojas.
El aporte de agua a la atmósfera por parte de las
plantas se denomina evapotranspiración, y es un
agente importante en el movimiento del agua entre
la biosfera, la atmósfera y la hidrosfera.
Aunque el agua circula sin parar, hay zonas en las que
abunda y otras en las que es escasa. Este hecho está
relacionado con el clima, que es diferente en distintas
zonas de la Tierra, a causa, entre otros factores, de
las diferencias en la radiación solar recibida, y al reparto
de vientos y precipitaciones debido a la circulación
atmosférica.
Las zonas más húmedas del planeta son los trópicos
y el Ecuador. En estos lugares, la lluvia es muy abundante.
En las zonas templadas del norte de Europa,
Asia y América también llueve lo suficiente para que
nunca falte agua. Las zonas más secas, en cambio,
se encuentran al norte y al sur de los trópicos, y en
ellas están casi todos los desiertos del mundo. En
contra de lo que cabría pensar, el clima de los polos
también es bastante seco.


La enciclopedia del estudiante
(PAU Baleares, junio de 2008, opción B)


Una vez habéis estudiado las características del lenguaje de las ciencias experimentales, tenéis que realizar el comentario del texto que os propone vuestro manual. Para facilitar la autoevaluación podéis consultar una propuesta de análisis que desglosa los aspectos significativos que debéis abordar en el comentario de esta tipología textual.


viernes, 11 de febrero de 2011

Se querían, sabedlo

 
Gabriela Labudda, vía Recogedor


SE QUERÍAN


Se querían.
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,
labios saliendo de la noche dura,
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?
Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.

Se querían como las flores a las espinas hondas,
a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas que brillan recibiendo aquel beso.

Se querían de noche, cuando los perros hondos
laten bajo la tierra y los valles se estiran
como lomos arcaicos que se sienten repasados:
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.

Se querían de amor entre la madrugada,
entre las duras piedras cerradas de la noche,
duras como los cuerpos helados por las horas,
duras como los besos de diente a diente solo.

Se querían de día, playa que va creciendo,
ondas que por los pies acarician los muslos,
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando...
Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.

Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,
mar altísimo y joven, intimidad extensa,
soledad de lo vivo, horizontes remotos
ligados como cuerpos en soledad cantando.

Amando. Se querían como la luna lúcida,
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,
donde los peces rojos van y vienen sin música.

Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.


Vicente Aleixandre

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La destrucción o el amor (1935)