En ocasiones, la cita se limita a referir el nombre del escritor (caso de Carroll, aunque sus juegos de espejos son claramente asimilados en la novela); en otras, se transcriben los textos (caso del poema de Machado, en la página 46); en otras, la referencia es soterrada (pensemos, por ejemplo, en la conversación –p. 45- sobre cartas que desaparecen y aparecen, y su relación con la literatura de misterio: la alusión a "La carta robada" de Poe es clara). La importancia de Kafka merece resaltarse en este cúmulo de influencias: Carmen Martín Gaite ha declarado en varias entrevistas la importancia de este escritor en su formación literaria, y en El cuarto de atrás le rinde un homenaje implícito al presentar (en un contexto claustrofóbico, típicamente kafkiano) una extraña "cucaracha desmesurada" (p. 28). (...)
martes, 9 de febrero de 2010
Intertextualidad en El cuarto de atrás
En ocasiones, la cita se limita a referir el nombre del escritor (caso de Carroll, aunque sus juegos de espejos son claramente asimilados en la novela); en otras, se transcriben los textos (caso del poema de Machado, en la página 46); en otras, la referencia es soterrada (pensemos, por ejemplo, en la conversación –p. 45- sobre cartas que desaparecen y aparecen, y su relación con la literatura de misterio: la alusión a "La carta robada" de Poe es clara). La importancia de Kafka merece resaltarse en este cúmulo de influencias: Carmen Martín Gaite ha declarado en varias entrevistas la importancia de este escritor en su formación literaria, y en El cuarto de atrás le rinde un homenaje implícito al presentar (en un contexto claustrofóbico, típicamente kafkiano) una extraña "cucaracha desmesurada" (p. 28). (...)
domingo, 7 de febrero de 2010
El cuarto de atrás como novela de misterio
Todorov propugna que lo fantástico puede aparecer en cualquier obra:
"La ambigüedad se mantiene hasta el final de la aventura: ¿Realidad o sueño? ¿Verdad o ilusión? De este modo nos vemos arrastrados al corazón de lo fantástico. El fantástico ocupa el tiempo de esta incertitumbre. Desde el momento que escogemos una o la otra, abandonamos lo fantástico para entrar en un género vecino, lo extraño o lo maravilloso. El fantástico es la duda experimentada por un ser que sólo conoce las leyes naturales, frente a un acontecimiento aparentemente sobrenatural".
"La ambigüedad es la clave de la literatura de misterio_dice el hombre de negro_ no saber si aquello que se ha visto es verdad o mentira, no saberlo nunca" (El cuarto de atrás, C. Martín Gaite).
La referencia explícita de Todorov abre el libro:
"Ahí está el libro que me hizo perder pie: Introducción a la literatura fantástica de Todorov, vaya, a buenas horas, lo estuve buscando antes no sé cuánto rato, habla de los desdoblamientos de personalidad, de la ruptura de límites entre tiempo y espacio, de la ambigüedad y la incertidumbre; es de esos libros que te espabilan y te disparan a tomar notas, cuando lo acabé, escribí en un cuaderno: "Palabra que voy a escribir una novela fantástica", supongo que se lo prometía a Todorov".
Y lo cierra, cumpliendo su propósito:
"El sitio donde tenía el libro de Todorov está ocupado ahora por un bloque de folios numerados, ciento ochenta y dos. En el primero, en mayúsculas y con rotulador negro, está escrito "El cuarto de atrás" (El cuarto de atrás, C. Martín Gaite).
Carmen Martín Gaite y la P.A.U. en Aragón
En Septiembre de 2009 se plantearon estas dos cuestiones, una sobre El cuarto de atrás y otra de carácter más general, como viene siendo habitual:
- El cuarto de atrás, de Carmen Martín Gaite. Destaque y concrete con detalle la opresiva presencia de la dictadura de Franco en la vida colectiva de la España de posguerra, basándose de modo especial en las vivencias y en la memoria de la narradora (mitología franquista y sus repercusiones sociológicas, temores y miedos, etc). [1,5 puntos]
- La novela realista de Carmen Martín Gaite y de otros novelistas contemporáneos que representaron un testimonio de la sociedad de la posguerra. [1,5 puntos]
Así se enfocó en Junio de 2008:
- En El cuarto de atrás, de Carmen Martín Gaite, la narradora afirma que “La isla de Bergai no viene en los mapas”. No obstante, la novela proporciona algunas notas descriptivas que sirven para que los lectores puedan localizarla. ¿Dónde se encuentra Bergai y qué significación posee para la heroína en unos determinados años de su biografía? [1,5 puntos]
- Desarrolle las principales tendencias que se suceden en la novela posterior a la Guerra Civil. [1,5 puntos]
Por último, en Septiembre de 2006 encontramos:
- Señale algunas de las referencias sociológicas de la posguerra presentes en la vida cotidiana de una ciudad de provincias que perviven en la memoria de la heroína y narradora de El cuarto de atrás, de Carmen Martín Gaite [1,5 puntos]
- Mencione los nombres de algunos novelistas de mediados del siglo XX y recuerde alguna de sus obras más importantes [1,5 puntos]
Lo que demuestra, por si teníais alguna duda, que las preguntas se enuncian de forma distinta, pero tienden bastante a repetirse.
Carmen Martín Gaite
El misterio de la cajita dorada (Prólogo de Gustavo Martín Garzo)
Hablar con alguien ausente, puede que desconocido, pero, en definitiva, una conversación en toda regla. Eso es escribir, para Carmen Martín Gaite, la búsqueda de ese interlocutor providencial capaz de hacernos decir cosas insospechadas. Porque hablar no es sólo contar lo que sabemos, sino relacionarnos con lo que desconocemos. Hablar es encontrar cosas, salir al bosque y descubrir senderos nuevos, lugares misteriosos. Y eso queremos al escribir, encontrarnos con alguien que nos ayude a pensar. Escribir es hablar con el pensamiento".
La renovación narrativa: Cinco horas con Mario
«Y lo peor es que tu hijo viene con las mismas mañas, ya le oíste ayer, “mamá, ésos son convencionalismos estúpidos”, date cuenta, pero de malos modos, ¿eh?, menudo sofocón, media hora llorando en el baño, te lo prometo, sin poder salir. Luego dices, prefiero yo mil veces a Menchu, con toda su vagancia, que a estos jovencitos, que no sé si la Universidad o qué, pero salen todos medio rojos, sin la menor consideración, que Menchu, estudie o no, por lo menos es dócil, y mal que bien aprobará la reválida de cuarto, tenlo por seguro, y ya está bien, que una chica no debe saber más. Mario, hay que darla tiempo de ser mujer, que a fin de
cuentas es lo suyo. Después de todo, el bachillerato elemental es hoy más que el bachillerato de nuestro tiempo, Mario, dónde va, y de que pase el luto, la niña se lucirá, y como es monilla y tiene mano izquierda no le faltará un enjambre alrededor y si no al tiempo, que de algo ha de servirle la experiencia y ya me preocuparé yo de que acierte a elegir, ella es dócil y desde chiquitina no se compra un alfiler sin consultarme. Tú dirás, ya lo sé, que estrangulo su personalidad, que me pones mala, grandísimo alcornoque porque si personalidad es negarse a llevar luto por un padre o faltar al respeto a una madre, yo no quiero hijos con personalidad,
ya lo sabes, con la tuya he tenido bastante, que mis ideas no son tan malas, después de todo, y, o poco valgo, o mis ideas han de ser las de mis hijos, que hasta al insolente de Mario pienso meterlo en cintura, óyelo bien, y si quiere pensar por su cuenta, que lo gane y se vaya a pensar a otra parte, que mientras viva bajo mi techo los que de mí dependan han de pensar como yo mande. No te rías, Mario, pero una autoridad fuerte es la garantía del orden, acuérdate de la República, no es que yo me lo invente, aquí y en todas partes, y el orden hay que mantenerle por las buenas o por las malas. O se es, o no se es, que diría la pobre mamá.»
Miguel Delibes, Cinco horas con Mario
sábado, 6 de febrero de 2010
La renovación narrativa: Tiempo de silencio
Novela de realismo social: El Jarama
Uno de los logros más destacados de la novela social y muy especialmente de El Jarama es su habilidad para recoger el habla viva de la conversación cotidiana. En nuestro texto esto es evidente.
Una chica se había pasado.
–¡Por aquí, Luci! –le gritaba–¡. ¡Donde yo estoy! ¡Aquello, mira, allí es!
La chica giró la bici y se metió al camino, con los otros.
–¿Dónde tiene el jardín?
–Esa tapia de atrás, ¿no lo ves?, que asoman un poquito los árboles por cima.
Llegaba todo el grupo; se detenían ante la puerta.
–¡Ah; está bien esto!
–Mely siempre la última, ¿te fijas?
Uno miró la fachada y leía:
–¡Se admiten meriendas!
–¡Y qué vasazo de agua me voy a meter ahora mismo! Como una catedral.
–¡Yo de vino!
–¿A estas horas? ¡Temprano!
Entraban.
–Cuidado niña, el escalón.
–Ya, gracias.
–¿Dónde dejamos las bicis?
–Ahí fuera de momento; ahora nos lo dirán.
–No había venido nunca a este sitio.
–Pues yo sí, varias veces.
–¡Buenos días!
–Ole buenos días.
–Fernando, ayúdame, haz el favor, que se me engancha la falda.
–Aquí hace ya más fresquito.
–Sí, se respira por lo menos.
–De su cara sí que me acuerdo.
–¿Qué tal, cómo está usted?
–Pues ya lo ven; esperándolos. Ya me extrañaba a mí no verles el pelo este verano".
Rafael Sánchez Ferlosio, El Jarama
Novela del realismo social: La colmena
Esta novela presenta el ir y venir de personajes que tejen el duro vivir colectivo del Madrid de posguerra en poco más de dos días. La obra se estructura en seis capítulos y un «Final» y cada capítulo está integrado por una serie de «secuencias» de longitud variable que se suelen centrar en un personaje.
Es más triste un títere degollado que un hombre muerto.
La señorita Elvira se despierta pronto, pero no madruga. A la señorita Elvira le gusta estarse en la cama, muy tapada, pensando en sus cosas, o leyendo Los misterios de París, sacando sólo un poco las manos para sujetar el grueso, el mugriento, el desportillado volumen.
La mañana sube, poco a poco, trepando como un gusano por los corazones de los hombres y de las mujeres de la ciudad; golpeando, casi con mimo, sobre los mirares recién despiertos, esos mirares que jamás descubren horizontes nuevos, paisajes nuevos, nuevas decoraciones.
La mañana, esa mañana eternamente repetida juega un poco, sin embargo, a cambiar la faz de la ciudad, ese sepulcro, esa cucaña, esa colmena.
¡Que Dios nos coja confesados!"
martes, 2 de febrero de 2010
Novela existencialista: Nada
Te propongo la lectura del siguiente fragmento, que da la clave de interpretación del título de la novela (en negrita):
"No quise pensar más en lo que me rodeaba y me metí en la cama. La carta de Ena me había abierto, y esta vez de una manera real, los horizontes de la salvación.
«... Hay un trabajo para ti en el despacho de mi padre, Andrea. Te permitirá vivir independiente y además asistir a las clases de la Universidad. Por el momento vivirás en casa, pero luego podrás escoger a tu gusto tu domicilio, ya no se trata de secuestrarte. Mamá está muy animada preparando tu habitación. Yo no duermo de alegría.»
Era una carta larguísima en la que me contaba todas sus preocupaciones y esperanzas. Me decía que Jaime también iba a vivir aquel invierno en Madrid. Que había decidido, al fin, terminar la carrera y que luego se casarían.
No me podía dormir. Encontraba idiota sentir otra vez aquella ansiosa expectación que un año antes, en el pueblo, me hacía saltar de la cama cada media hora, temiendo perder el tren de las seis, y no podía evitarla.
No tenía ahora las mismas ilusiones, pero aquella partida me emocionaba como una iberación. El padre de Ena, que había venido a Barcelona por unos días, a la mañana siguiente me vendría a recoger para que le acompañara en su viaje de vuelta a Madrid. Haríamos el viaje en su automóvil.
Estaba ya vestida cuando el chófer llamó discretamente a la puerta. La casa entera parecía silenciosa y dormida bajo la luz grisácea que entraba por los balcones. No me atreví a asomarme al cuarto de la abuela. No quería despertarla.
Bajé las escaleras despacio. Sentía una viva emoción. Recordaba la terrible esperanza, el anhelo de vida con que las había subido por primera vez. Me marchaba ahora sin haber conocido nada de lo que confusamente esperaba: la vida en su plenitud, la alegría, el interés profundo, el amor. De la casa de la calle de Aribau no me llevaba nada. Al menos, así lo creía yo entonces.De pie, al lado del largo automóvil negro, me esperaba el padre de Ena. Me tendió las manos en una bienvenida cordial. Se volvió al chófer para recomendarle no sé qué encargos. Luego me dijo:
–Comeremos en Zaragoza, pero antes tendremos un buen desayuno –se sonrió ampliamente–; le gustará el viaje, Andrea. Ya verá usted...
El aire de la mañana estimulaba. El suelo aparecía mojado con el rocío de la noche. Antes de entrar en el auto alcé los ojos hacia la casa donde había vivido un año. Los primeros rayos del sol chocaban contra sus ventanas. Unos momentos después, la calle de Aribau y Barcelona entera quedaban detrás de mí".
La lectura de esta obra sigue siendo muy recomendable. ¿Quién se anima?